Lo que viene a continuación es un comentario - largo - sobre algo que me pasó en un vuelo de Buenos Aires a Barcelona. Lo dejo como está, sin tocar o añadir nada.
Vuelo AR 1160.
Mi asiento, el 31B. Pasillo, salida de emergencia. Que bien, puedo estirar las piernas, podré dormir...
Hay algo con el asiento, es incómodo. Mi cuerpo tiende a desplazarse hacia un lado. Lo arreglo colocando tres ejemplares de la revista de Aerolíneas bajo el culo. El sistema de audio no funciona correctamente. El sonido se interrumpe a cada momento. Leer tampoco resulta fácil. La luz individual que hay sobre mi cabeza parpadea. Afortunadamente el vuelo no va al completo y doy con un lugar libre (en realidad, dos) en la parte trasera de la nave, cerca del baño. Cuando llega el momento de querer utilizarlo me encuentro que este está ocupado. En realidad no hay nadie. Lo que ocurre, y esto lo averiguo minutos después, es que los miembros de la tripulación se lo han reservado para uso exclusivo. Las azafatas son las que más uso hacen de el baño (baño L82, todos están numerados).
Llega la cena. Incomible. Yo había solicitado un menú sín lacteos. Lo que me traen es una bandeja con unos vegetales que no logro saber que son y un pedazo de pescado imposible de distinguir a que especie pertenece. Lo han debido someter a horas de horno microondas pues está más que reseco. Dispuestos estamos para cenar cuando llega el anuncio del sobrecargo. Viene a decirnos -con voz y tono radiofónico-seductor- que les es muy grato contar con nuestra confianza en Aerolíneas Argentinas, que están encantados de servirnos, van a hacer todo lo que esté en sus manos para que la experiencia nos sea lo más grata posible, un viaje para no olvidar, bla, bla, bla. El mismo sobrecargo, sr. Horacio Fanchetti (poque aqui todos van de "señor tal", "señora cual"), poco antes de tomar tierra en el aeropuerto del Prat nos obsequía con otro mensaje, este de despedida, donde nos da las gracias por nuestra incondicional apuesta por la mejor compañia de aviación argentina, nuestra aerolínea favorita.
Y yo me pregunto, ¿de qué va esto? ¿Acaso nos han tomado todos por tontos? ¿Sentido de humor o puro cinismo? Pongámonos en el lugar del viajero que realiza el viaje en sentido contrario, de Barcelona a Buenos Aires. Y además este es su primer viaje a la Argentina. Las primeras impressiones suelen ser duraderas, son importantes. En mi opinión, un buen viaje, una agradable experiencia con la compañía aerea que has elegido, es algo que va perdurar en la memoria. Es fundamental que esa primera experiencia sea satisfactoria de lo contrario pocas ganas te van a quedar para repetir. Me sorprende mucho que algo asi de importante no lo valoren por igual todas las compañias aereas.
¿Que qué tiene de bueno volar con Aerolíneas Argentinas? En mi opinión, algo muy importante: el vuelo es directo a destino. Sabiendo eso, el malrato que uno vaya a sufrir (o no) es algo que se puede sobrellevar más o menos bien...
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